RESPUESTA A LOS EFECTOS DE LA ERUPCIÓN DEL VOLCÁN FUEGO EN GUATEMALA

La erupción del volcán Fuego en Guatemala deja al menos 69 personas muertas, pero las cifras no son definitivas ya que todavía queda pendiente la revisión de muchas zonas afectadas. El número de desaparecidos aún no se ha podido determinar, pero las cifras se prevén dramáticas. Tampoco hay cifras del número de refugiados, aunque los refugios activados están saturados. Según datos de la CONRED-Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres se reportan 653 personas atendidas en refugios de Escuintla y Sacatepéquez. Hay 3.100 personas evacuadas a zonas más seguras y 1,7 millones de personas afectadas por la erupción volcánica.

Equipo EREC. Respuesta a los efectos del Volcán Fuego

La catástrofe ha asolado el sur del país, donde tres comunidades han desaparecido bajo toneladas de cenizas. El volcán Fuego, localizado a 40 km al suroeste de la capital, hizo erupción el 3 de junio, lanzando flujos piroclásticos, lava y cenizas (hasta 10 km) que han afectado diferentes zonas de los departamentos de Chimaltenango, Sacatepéquez y Escuintla al sur del país. El Instituto de Sismología, Vulcanología, Metereología e Hidrología (Insivumeh) informó que desde el 4 de junio se da por finalizada la erupción, aunque todavía caen cenizas en un radio de 20 km del cráter. Este Centro ha indicado que hay que estar en alerta para una posible nueva erupción. Voces de este Instituto informan que, aunque todavía no se han podido cuantificar los daños materiales causados por la catástrofe, se calcula que habrá una crisis de seguridad alimentaria provocada por la pérdida de las cosechas de maíz y café, que han quedado reducidas a cenizas en un radio de 5 km alrededor del volcán.
Según informa El País, la lluvia de cenizas ha afectado al menos cinco departamentos, con el consiguiente riesgo de contaminación de las fuentes de agua potable, y con el riesgo de saturación del sistema de drenaje. El presidente, Jimmy Morales, declaró el estado de emergencia o calamidad en todo el país. Según Hope-eliefweb, jefe de la Autoridad Nacional de Prevención de Desastres, el río de lava ha modificado su curso y ha puesto en situación de riesgo otras zonas habitadas.

Sin duda, esta catástrofe vuelve a poner a prueba la capacidad de prevención, planificación y respuesta de las autoridades y organismos responsables. Lo que queda en evidencia, como siempre, es que el mundo local, pasada la catástrofe, es quien debe liderar la reconstrucción del territorio afectado, no sólo las infraestructuras, sino también el tejido social.

El objetivo es poder garantizar al máximo que los recursos lleguen oportunamente a los territorios afectados y con visión de proceso. En este sentido, la coordinación con los actores locales debe ser directa y las propuestas de ayuda deben generarse a partir de las necesidades de la población damnificada.

Así, el Fons Català llama a los ayuntamientos e instituciones supramunicipales a sumarse a este proceso de reconstrucción y de apoyo a la población damnificada.